2010

martes, 26 de agosto de 2008

Significados

Me miras y sonríes y mi mundo se desequilibra, me vuelvo presa de una felicidad efímera, inconstante, casi transparente, como la llama tambaleante de una vela danzando entre las sombras, que amenaza con extinguirse al más mínimo soplo de la noche; con una felicidad minimalista, torpe, prohibida, de esas de las que sientes que no mereces pero que tienen tu nombre en mayúsculas escrito en el sobre.
Felicidad intermitente, que duele como un calambre y arde como cualquier herida.
Soy esclava de ese placebo inexplicable, único, del cual una vez que tocas a su puerta y huyes con miedo a saber que hay dentro, termina alcanzándote para ajustar cuentas en medio de la calle.
Felicidad que sabes no es para ti y te sientes culpable, que te hace dudar si realmente es felicidad, pero que no se puede negar hasta que se demuestre lo contrario, la extraña felicidad que te provoca el cansancio por la madrugada cuando llevas días seguidos desvelándote.

Me haces tan feliz, y a la vez tan miserable.