Hace mucho que quería publicar algo, pero que no sonara muy "efecto diciembre", es decir, dejar un rato los recuerdos guardados antes de que llegué fin de año, para intentar dejar buenas vibras para el 2008, y ya estaba planeando algo un poco más alegre y menos "
emo" ¬¬, cuando de pronto se me ocurrió escribir sobre un hecho que a todos los lectores nos a
vergüenza.
Resulta que hoy en el centro en pleno
Morelos, al estar esperando a que cambiara el semáforo el
Dr.
Lecter y yo, un tipo con acento foráneo se nos acerca preguntándonos: ¿Ustedes leen?
Y al principio yo puse cara de "No, gracias", pero hablaba de lectura y los libros que empezó a mostrarnos se veían tentadores, así que no nos quedó de otra (a parte, el semáforo seguía en verde, y pues para dónde correr) que ver la
super oferta que tenía
exclusivamente para nosotros.
Nos mostró
mini libros de metafísica, el más allá, religiosos etc., temas que la verdad no me apasionan, pero uno nunca sabe qué puede descubrir en ellos. Total que nos dijo que los libros eran "gratis"... y la cooperación voluntaria, sí, "Lo que ustedes quieran darme, diez pesos..." Y pues saqué justamente diez pesos al meter la mano en la bolsa de la mochila que llevaba.
Ya qué, pensé, y es que porqué
carajo todos piensan que en estas fechas uno trae el bolsillo lleno de monedas de oro y miles de pesos dispuestos a aventar y repartir por las calles.
Así que elegí uno titulado "
Karma, la justicia inefable" que me salió totalmente regalado por diez pesos. La verdad ¿qué son diez pesos por un libro?, ¡nada!, y luego dicen que la cultura es cara. Sí, sí, y qué si me estafaron, al menos ya tengo material que sustituya el vacío que me deje
Saramago al terminar de leer su libro, me dije.
"Gracias", nos dijo aquel desconocido, seguido de otras palabras nada gratas "Ya ven que
México es el país con menos lectores, qué bueno que ustedes leen". Yo no sabía si darle toda la razón, o
maldecirlo por
restregárnoslo en la cara, porque la verdad sí duele que te recuerden cosas como esas.
Mucho se ha dicho de que
México no es un país de lectores, nada de qué asustarse, es cierto, qué más podría decir yo, pero en vez de
andarnos avergonzando por ello debemos (
cliché) "hacer algo". Pero, y ese "algo" ¿qué es? ¿Ir de puerta en puerta ofreciendo libros baratos para ver si así la gente te pela?, ¿decir que quien lea tantos libros en un año obtiene una gran recompensa? La lectura no se trata de eso, de andar obligándola ni de premiarla, no es una competencia, cada quien es libre de leer lo que quiera o de no leer.
Me puse a buscar estadísticas (en vez de leer, ironías) en la
web y descubrí datos muy interesantes, he aquí un fragmento que me llamó mucho la atención:
Según los resultados del "Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (¡sólo estudiantes!) a cargo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (
OCDE), que mostraron el déficit lector de los estudiantes
mexicanos de entre 15 y 16 años, y que ubicaron a
México en los últimos lugares [...] se afirma que en los adultos de 22 países participantes se observó que el nivel de la aptitud para la lectura
contribuye a predecir qué tanto éxito tendrán las personas en el mercado laboral..."
¿Será cierto?
De todas formas, cierto o no, pienso que no deberíamos tener que buscar algún pretexto para tomar un libro y leerlo, una excusa cualquiera o en el peor de los casos una evaluación vergonzosa que nos posicione como último lugar en la lista del número de lectores que hay en el país.
Leer es algo que se aprende pero si no se procura con el tiempo se olvida, ¿porqué
México es un país de no-lectores?, escusas comunes y sus respuestas:
A) No tengo tiempo, ando muy cansado.- Mentira!! Se puede leer un libro completo en dos meses o menos
nada más en el transcurso de ida y vuelta de la escuela-trabajo a tu casa en el camión, y pues si traes carro, el tiempo que te ahorras en el tráfico (porque el camión se tarda mucho más en llegar), una hora, media hora
diaria y con eso puedes terminar de leer el Diario de Ana
Frank en aproximadamente dos meses y medio.
B) Los libros están muy caros, no tengo dinero.- La respuesta para este caso ya la vimos, si hasta por la calle te andan ofreciendo libros por diez pesos, cuando cambia de local una librería rematan libros hasta en ¡¡¡5 pesos!!! Eso de que la literatura es cara ya quedó en otros tiempos.
C) No me gusta, me aburre.- Bueno, pues ni modo, ahí qué le hacemos, es el punto más trágico de todos, no podemos obligar a que te guste algo que no se ha enseñado o no se ha mostrado de una manera "llamativa". Tampoco se puede taparle la nariz al otro para que abra los ojos y lea, ni que fuera medicina.
En resumen, y para no desvariar más, habrá miles de excusas, la flojera nunca dejará de existir, pero ¿en verdad necesitamos que vengan extranjeros a nuestro país a
recalcarnoslo en lugar de nosotros mismos reflexionar y decir, "bueno, hoy voy a apagar la
tele media hora más temprano y leer de perdido, el periódico".
PD: Si alguien sabe de las campañas en las cuales se dejaban libros en las plazas públicas para que quien quisiera los leyera y después los volviera a dejar para que alguien más también se beneficiara, si sólo fue una extraña utopía, un sueño, si en verdad se llevaron a cabo y si llegaron hasta estas tierras, les agradecería enormemente que se tomaran la molestia de informarme.
Gracias.
El texto completo pueden leerlo aquí, su autora es María Alicia
Peredo Merlo.
www.publicaciones.cucsh.udg.mx/pperiod/espiral/espiralpdf/espiral33/167-188.pdf -