2010

lunes, 26 de noviembre de 2007

Ojalá fuera amnésica

La únicas dos farolas encendidas esta noche me guiñan sus ojos rasgados al ocultarse y aparecerse alternadamente tras los orificios de la celosía. Dos ojos de fuego suspendidos en el fondo negro de esta fría noche que parecen observarme mientras finjo que escribo. Me miran atravesando el silencio, desplazándose conmigo hacia donde me muevo. A los árboles el otoño no les ha favorecido, de pie, alzando ante las calles su armadura ausente de follaje, sobre la pesada mancha de algún coche extraviado, sobre la escala de grises de todos los tejados, en especial uno a mi derecha, aquel que por mis maltratos perdió varias de sus ramas en un verano desaparecido.
¿Porqué de pronto me dio por recordar mi infancia?, ¿será la época, la temperatura, el hecho de saber que no tendré nada qué hacer durante los próximos dos meses? Simples excusas. La verdad es que esta época roba de mi memoria tantas cosas bellas, por eso me rehuso a limpiar mi cuarto, y así evitar enfrentarme con los recuerdos de todo un año que han permanecido olvidados en un cajón, esparcidos sobre la cama, y ya últimamente tirados en el suelo. Además, el polvo me produce alergia (sí, para acabarla), temo que mucha de la ropa amontonada ni siquiera sea mía y prefiero dejar en paz a los fantasmas que se ocultan bajo las cobijas.
A parte, me he llegado a encontrar con poemas que escribía en la secundaria que me dan pena propia y que no sé en qué o en quién estaba pensando cuando los escribía. Sí, sé que tal vez en unos años diré lo mismo de lo que escribo ahora, y qué.
Como sea, mi silencio es interrumpido por la voz de mi madre quién me dice que me quedaré ciega si continúo escribiendo en la oscuridad. Y qué también, Beethoven perdió el oído haciendo lo que más le gustaba y ahora nadie se lo reprocha.
La inspiración se une a la escena, camuflajeada en el crujir del trozo de hule que solían poner para que la lluvia no hiciera de mi casa un parque acuático (con todo y cascada incluida en las escaleras), en los pasos de alguien que se acerca, en una puerta ajena que se azota y en el frío congelándome el pensamiento que es el único en convencerme de que adentro estaré más cómoda, aunque como típica antisocial en contacto con personas, me quede sin palabras.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Después

El viento inhalado perdió tu aroma
el asfalto, extravió las huellas de tu rastro
el vacío se ha llenado de aire contaminado.
Tus ojos han dejado de cambiar en el semáforo.

Tu nombre dejó de sujetar mis brazos
los árboles cedieron ante la embestida del tiempo
veo esperanzas caer desde lo alto.

Tu ausencia se rehusa a proyectar sombra
los ojos duermen en su tumba, bajo los párpados
me voy, por si te quedaban dudas.

La carta en la botella regresa a mí con las olas
mis sueños han dejado de tener tu rostro
las heridas no sanan, el dolor es otro
me voy, es todo.

El blog sigue vivo!

No era ocio, en realidad he querido escribir desde hace mucho pero... ¿a quién engaño?, si apenas hoy me propuse publicar algo, aprovechando un día más desperdiciado y el clima lluvioso, y lo que resultó fue que mi computadora me traicionó diciéndome "Ah, conque ahora sí quieres escribir, pues fíjate que no", y con el rotundo letrero de fondo blanco "No se puede mostrar la página" me cerró la puerta en las narices sin decir adiós. Sí, el monitor de la computadora también es otro objeto con los que hablo y qué.
Total, ni siquiera sabía lo que iba a escribir, así que me salí un rato para ver si la inspiración entraba cuando yo abriera la puerta y mi computadora se arreglaba sola. "¿De quién es la culpa si te la pasas descargando quién sabe que cosas y llenando de mierda la memoria?"
Me salí a pensar en los misterios de la vida, en que si las cosas tanto malas como buenas en verdad me pasan por que las merezco, en que me da miedo la persona en la que me estoy convirtiendo. Ejemplo: esta semana exploté en contra de cierto maestro, en plena clase, le dije que no estaba poniendo atención y hacía otro trabajo porque por su culpa no lo había terminado, que si exigía respeto de nuestra parte primero debería a nosotros respetarnos, según él somos unos ineptos, holgazanes carentes de criterio. "¿Ustedes creen que eso es arquitectura?" dijo mofándose de nuestras desveladas, de nuestras ojeras, y ahí sí no le contesté porque en eso sonó mi teléfono, pero en mi garganta luchaba la pregunta "¿Y usted cree que lo que hace es dar clase, que con sus comentarios nos motiva, que con intentar hacernos sentir miserables dejará de sentir usted mismo su miseria?". No me gusta hablar mal de la gente, sólo en casos especiales cuando no hay otra alternativa.
Pero eso no es lo que me preocupa, sino que luego de eso, en mi mente se formulaban las hipótesis más siniestras, como si se apoderara de mí la mente de John (Saw) para trazar un laberinto de ideas que me conducían a una sola frase "Valora tu vida", "Debes hacer que valoren su vida". A lo que una vocecilla le respondió: Y tú, ¿valoras la tuya?
Empiezo a pensar que el otoño no me hace nada bien, con las alergias, los días DEMASIADO cortos, ha dejado de ser mi época favorita.
Y regresando a lo que planeaba escribir, ya que por fin se pudo "reestablecer el servidor", me di cuenta de que las palabras se habían quedado olvidadas en el camino de la calle a mi casa, aferradas al pavimento como una extraña mancha translúcida. Son charcos que dejó la lluvia, mentira, eran las ganas que tengo de vaciar mis ojos en el aire, palabras acuosas, las lágrimas que han sido robadas a mi almohada.

martes, 6 de noviembre de 2007

No sabía que los blogs también pasaran por crisis

Mi blog ha amenazado con suicidarse si mi grado de abandono sobrepasa los límites que no sé cuando se tomó la libertad de establecerme, ni mucho menos cuáles serán éstos, ni en qué condiciones serían considerados como sobrepasados.
Uno crea un blog con la más noble idea, como cuando cría a un gato, lo alimenta y le da todos los cuidados necesarios y, ¿para qué?, si los sacrificios sé vuelven pólizas vencidas cuando éstos adquieren la capacidad de independencia, de indiferencia más bien diría; para que luego salgan con que quieren suicidarse como el grillo que ayer saltó por la ventana desde el tercer piso durante el examen de inglés.
La primera advertencia del blog fue esta: "Debido a tus descuidos injustificados consecuencia de haber dejado de publicar más de lo permitido y en tiempos cada vez más espaciados, y al no haberte comprometido a una atención constante y digna de mi persona, dejándome morir de hambre de letras y abandonándome por considerarme sólo un pasatiempo, he decidido que prefiero suicidarme a esperar a que el silencio y el polvo me consuman. " Sí, esas fueron sus amables palabras antes de gritarme "¡Renuncio!", y marcharse.
Por si eso fuera poco, mi expresión no cambió, estaba loca, ¿quién demonios se pone a discutir con su blog? ¿Será el efecto de los marcadores a los que he estado expuesta desde octubre, o de plano ver tanta película como que sí me afectó? Porque últimamente hablo con los objetos, si antes hablaba con mis gatos, eso ya es pasado, pues al menos son seres vivos y no materia inerte, no que ahora me pongo a platicar con las láminas de dibujo, con los colores y hasta con el papel sobre el que dibujo o escribo. Si de por sí ya era raro hablar conmigo misma en voz alta, ahora me la paso regañando a mi práctica de laboratorio por no estar terminada, a mi suéter, por caérseme al piso a cada rato, y a los dibujos que hago, por quedarme tan feos al ser comparados.
El otro día me propuse inventar un monstruo inspirada en un artículo que leí hace una semana en el periódico, le di un rostro, un pasado, una personalidad, y ya estaba yo muy emocionada pues llevaba dos hojas enteras sin parar de escribir, cuando de pronto me detuve a leerlo para ver si funcionaba, y lo que me llevé fue un gran susto al comprobar cuánto se parecía a mí. No, no quiero a un ser que represente mi lado oscuro, nada de eso, quiero que sea independiente, que no se parezca a mí, pero veo que es imposible no dejar un pedazo mío en cada texto, con cada fragmento de poema no contener toda una historia; y lo que quiero ahorita es esconderme un rato, invernar antes de época por mientras que soy absorbida completamente por la escuela. Son etapas, pienso, en las que de pronto no me gusta nada de lo que escribo y entiendo que la inspiración no es una fuente inagotable. Prefiero enmudecer un tiempo, esperar a que la crisis de creatividad pase, que muden las hojas de los árboles, al igual que a mi blog le pasará lo mismo con sus inútiles ganas de suicidarse.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Retrospectiva

Durante el día, por tanto trabajo olvidé las pesadillas que me provocaron los maratones de películas, pues al menos en la última semana he visto una diaria: "Saw 4", "Holocausto Caníbal", "El despertar del diablo", "Hannibal, el inicio", "1408", etc. No es que sea masoquista, pienso que una dosis de miedo de vez en cuando ayuda a superar mis temores anclados desde la época en la que veía a "Chucky", escondida tras el sillón de la recámara, con las manos en posición exacta para interponerse entre mis ojos y la pantalla a cualquier asomo de peligro. Fue por él por quien dejé a mis muñecas, tapándolas por las noches con sábanas para que no pudieran observarme dormir, por él fue por quien las decapitaba.
Luego apareció Jason, inspeccionando calendarios para ver qué día trece caía en viernes porque solían pasar maratones completos de sus películas, del asesino a diestra y siniestra de la sierra, de quien te podía encontrar y matar a la vez en un bosque o en tu propia casa, el de la máscara de hockey, el mostruo del lago que revivía sin importar cuantas veces acabaran con él.
Por él tuve mis pesadillas, pero no tantas como con Krueger, el culpable de no querer cerrar mis ojos por las noches, de orillarme a pellizcarme el brazo para comprobar que no me había quedado dormida, de él no podía esconderme, y el dormir no me funcionaba como opción para sentirme tranquila.
Después siguieron el Payaso Esso y antes, la niña del Exorcista, mi capacidad de impresionarme se perdía, así que opté por ampliar mis géneros de películas, pero mis inclinaciones no cambiaban, "Destino Final" y la magnífica saga de "Jigsaw" "Juego Macabro" o "Juego del Miedo". Me pareció brillante y perturbador cómo el llamado asesino del rompecabezas ponía tu propia vida entre tus manos y de ti dependía si la aferrabas o no, además su forma de engañarte para que no supieras quién era en realidad la presa y quién el verdadero depredador.
Sí, Saw es el candidato perfecto que sustituyó a Freddy en mis pesadillas.
Así que hoy me la pasé sin hacer nada en todo el día, sin avanzar tarea, tirada en la cama observando absorta los posters cinematográficos que adornan las paredes de mi cuarto, ocultando el tono violáceo, las cuarteaduras y las telarañas. Sin inspiración y sin ganas, deseando que la semana que aún no empieza ya termine, lo mismo que la que viene y la que sigue, y la que sigue...
D.D.