2010

jueves, 28 de mayo de 2009

Cosas sin importancia

El agua cae sobre el papel y lo ablanda, lo hace más pesado, dejo que resbale sobre mis zapatos, las dudas sobre hacer lo correcto y lo inmediato se quedaron tras la puerta, más y más palabras deslavadas por la lluvia, palabras de aire, de plástico.
Digo tan poco porque en realidad estoy sintiendo más de lo necesario.

Aún llevo su nombre impregnado en la piel, el silencio arrancado en cada beso y el recuerdo de sus ojos cerrados. Me reflejé en sus párpados, en el par de sábanas revueltas y me descubrí extrañándote.

Mis manos aferraron su sombra como si fuera la tuya y por un instante todo el universo mintió para que volviera a mirar tu rostro y tu sonrisa de miel y el sabor a verdad en tus labios.

Nosotros no fuimos sábanas, sino almas entrelazadas flotando en una cama de huesos, sobre un colchón de piel.

Ahora mi corazón es una hoja en blanco, no existe nada más en él porque desperdiciaré los años tratando de que nadie más pueda escribir en él de la forma en la que tú lo marcaste.