2010

martes, 3 de noviembre de 2009

Hubo una vez

Te quiero tres veces a la semana, quizá a veces menos, es todo.
Te extraño pero sólo lo necesario, sin compromisos ni exageraciones.

Conté todas las veces que pensé en ti en estos últimos meses y las veces que pensé en él, pero no se compara, treinta contra once, sin contar los papeles en desorden y las palabras acumuladas.

Quererte se vuelve un instante, ocho letras que sólo son reales en el momento de ser pronunciadas. No quiero decidir por siempre las veces en las que debo quererte y las que no.
Simplemente no quiero volverte indispensable, no para mí, por eso me voy.
Me imagino dejándote, despidiéndome para siempre de tu solidez y de tu figura alta.
No alcanzo a ver tu rostro, quisiera creer que nunca estuviste ahí, que todo lo soñé, quizá así dolería menos. No quiero irme.

Quisiera mentirte, decirte “No es por él”, pero la verdad se transparenta dentro de los ojos, ojalá supieras que una parte de mí se queda para siempre, que no mentí al quererte… que jamás voy a olvidarte.

No es el tiempo que dijimos, no podemos dividirnos, no hay motivos.

Me voy antes de que sea más tarde, antes de pertenecer a ti y perder para siempre mi identidad, estar más contigo sabiendo que irremediablemente acabará.

Me voy antes de que te vayas, de que te canses, de que te grite que me dejes en paz, que no tengo nada. Porque no creo en el amor eterno, y si no creo es porque yo misma no lo siento, no creo que haya amor verdadero en mí. Hubo una vez.

Como ves, los tiempos cambian, así como cambia y desaparece el amor.

3 comentarios:

borregata dijo...

Que alegría que siga escribiendo aunque el tema no siempre sea lindo
besos

Ash Dyakowetzco Alonso dijo...

Es usted una escritora consumada, felicidades.

Impresiona tu atinada certidumbre en cada letra.

Ashtray dijo...

Usted es todo lo que se rehusa a no permanecer.

Un fuerte abrazo!