Nunca me he sentido cómoda usando zapatos.
Tenía doce años apenas cuando descubrí que nunca sería perfecta, que por más que me esforzara no lograría hacer todo lo que se supone deberían hacer las señoritas de mi edad porque, para empezar, no tenía ganas.
No entendía porque un mundo al que siempre había visto de una forma definida comenzaba a difuminarse desde sus orillas, dispersando sus siluetas, haciéndome difícil distinguirlas.
Fue así como a base de tropiezos de distintas magnitudes, avancé olvidando lo que un día me perturbaba al grado de no dormir por las noches y pasar los días conversando con las voces, en ese entonces incipientes, que empezaban a ocupar terreno en mi cabeza y exigían compañía.
Y hoy, después de varios años en penumbras te observo, y me observo a la vez, como dos piezas idénticas, me encuentro con ese par de ojos asustados y entonces enceguezco pues, paradójicamente al sentirte cerca no puedo dejar de desconocerme.
Contigo siento que regreso al inicio, a esa parte de mí que por años había tratado de evitar hasta el punto en el que llegué a creer que ya no existía, pues de ninguna forma sobrevive aquello a lo que jamás se alimenta.
Contigo aprendo, y no existe nada que me atraiga de una persona más que su intelecto, esa es mi sentencia, mi debilidad, mi defecto. Te recuerdo y me odio a mí misma por pensarte, porque por más que las cosas cambien nunca me perdonaría por haberme atrevido a contradecir mi propia naturaleza.
De un instante a otro te has convertido en mi línea de horizonte, y yo, preguntándome si sentirás lo mismo, únicamente concibo enfocar un sólo punto de luz a lo lejos: el de tu rostro.
Quiero ser tu culpa, tomarte de la mano y sentir que los límites dejan de sobreponerse, atentar contra los falsos supuestos de que no fuimos hechos para ocupar el mismo espacio.
¿Tú? La pregunta ha sido lanzada al aire sin esperanzas de ser siquiera escuchada.
Me dirijo hacia el espejo, y mis ojos marchitos se pierden atravesando la mancha escarlata de las iniciales MC trazadas sobre la imagen desconocida que la reflexión me devuelve.
Nunca me he sentido cómoda usando zapatos, prefiero caminar con pies desnudos, palpando la contradicción de cada pedazo de tierra bajo mis talones, regresar a lo básico, porque al fin de cuentas, no es el camino sino uno mismo quien decide calzar el tipo de destino que más se adapte al ritmo de sus pasos.
Tenía doce años apenas cuando descubrí que nunca sería perfecta, que por más que me esforzara no lograría hacer todo lo que se supone deberían hacer las señoritas de mi edad porque, para empezar, no tenía ganas.
No entendía porque un mundo al que siempre había visto de una forma definida comenzaba a difuminarse desde sus orillas, dispersando sus siluetas, haciéndome difícil distinguirlas.
Fue así como a base de tropiezos de distintas magnitudes, avancé olvidando lo que un día me perturbaba al grado de no dormir por las noches y pasar los días conversando con las voces, en ese entonces incipientes, que empezaban a ocupar terreno en mi cabeza y exigían compañía.
Y hoy, después de varios años en penumbras te observo, y me observo a la vez, como dos piezas idénticas, me encuentro con ese par de ojos asustados y entonces enceguezco pues, paradójicamente al sentirte cerca no puedo dejar de desconocerme.
Contigo siento que regreso al inicio, a esa parte de mí que por años había tratado de evitar hasta el punto en el que llegué a creer que ya no existía, pues de ninguna forma sobrevive aquello a lo que jamás se alimenta.
Contigo aprendo, y no existe nada que me atraiga de una persona más que su intelecto, esa es mi sentencia, mi debilidad, mi defecto. Te recuerdo y me odio a mí misma por pensarte, porque por más que las cosas cambien nunca me perdonaría por haberme atrevido a contradecir mi propia naturaleza.
De un instante a otro te has convertido en mi línea de horizonte, y yo, preguntándome si sentirás lo mismo, únicamente concibo enfocar un sólo punto de luz a lo lejos: el de tu rostro.
Quiero ser tu culpa, tomarte de la mano y sentir que los límites dejan de sobreponerse, atentar contra los falsos supuestos de que no fuimos hechos para ocupar el mismo espacio.
¿Tú? La pregunta ha sido lanzada al aire sin esperanzas de ser siquiera escuchada.
Me dirijo hacia el espejo, y mis ojos marchitos se pierden atravesando la mancha escarlata de las iniciales MC trazadas sobre la imagen desconocida que la reflexión me devuelve.
Nunca me he sentido cómoda usando zapatos, prefiero caminar con pies desnudos, palpando la contradicción de cada pedazo de tierra bajo mis talones, regresar a lo básico, porque al fin de cuentas, no es el camino sino uno mismo quien decide calzar el tipo de destino que más se adapte al ritmo de sus pasos.
15 comentarios:
Sabes que no me gusta contradecirte, pero en una de tus frases no debería decir: "no fuimos hechas para ocupar el mismo espacio"??
Sólo decía.
hOLA, ACABO DE INICIAR UN CUENTO CLECCTIVO A PROPOSITO DE LO QUE ME paso caminando por la calle
te invito
espero quieras y puedas
besos
Hay un camino para cada quien, pero no todos están dispuestos a andar.
Saludos!
Bueno, mira... al menos quedaron las ganas de caminar. No importa el zapato. Andar sin ellos, me dice, es señal de querer palpar al mundo tal cual.
Beso indebido.
Mira Bueno,
Quedaron al menos cual zapato las ganas de palpar. Importa caminar sin tal sennial?
y dale con las disociaciones... La malvada cociencia es la neta!!
hola yaya!!!!!
psss no lo lei todo pero se que lo q escribes es inpirador. espero estes super bienn!!! i te aiga ido asi en toda la sema pasada ^^ bueno te cuidas de los anonimatos pervershion que ia volvieron a atacar!!! O.O
chao ^^
hola super niña, a que bonita reflexión. Precisamente hoy por la mañana hablaba por telefono con una de mis amigas y le decia que no eramos las mismas, que hay cosas que con nuestra edad no las realizariamos o de hacerla, seriamos mas concientes.
Entonces ella bromeo con ser conciente respecto a la edad y carcajeamos.
Crecer conlleva muchas cosas, una de ellas es meditar sobre los actos y pese a todo quedar con ganas
En fin
Que bonita reflexion
besos
Mimalvadaconciencia, no me descubras, qué no ves que eso nadie lo sabe... bueno, ahora todos los que lo leyeron lo saben, además, tú que sabes, si en esa época NI SIQUIERA EXISTÍAS!!!
Angie, discúlpame, sí he leído tu historia pero mi cerebro anda tan tan atrofiado que he abandonado hasta este pobre blog...
Gracias por tus palabras.
Como tú dices, la recompensa de crecer es, a parte de aprender, conservar el espíritu de lucha pues al fin y al cabo, una vez aprendiendo a caminar ya nunca se olvida.
Marat, es cierto, muchas veces renegamos y, sin darnos cuenta "encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo", ¿será?
Sr. Durán, ciertamente, en este texto confuso hasta para mí, los zapatos representan los moldes o prototipos que se van acumulando en nuestro inconsciente y nos hacen actuar de tal forma para no quedar mal ante los ojos de los demás, aunque muchas veces no estemos de acuerdo con ellos, no nos queden y nos incomoden.
Pero sin zapatos o sin ellos, el camino siempre estará dispuesto ante nosotros.
Beso Indebido,vaya, qué palindrómico usted.
Y sí, importa caminar aunque la única señal que tengamos sea el estar palpando tierra firme, sin saber lo que nos tiene preparado el siguiente paso.
Indebido beso, no le digas eso porque se la cree y ya de por sí es egocentrista...
Yuli, qué emoción!!, tú si te acuerdas de mí no como Anabel que dsique nos ibamos a ver el otro día y creo que a las dos se nos olvidó...
Eheh, ya leí tu ñoñoblog, qué bien eso de no se admiten pelakas, jajaja, uno nunca sabe, hay qué estar siempre protegido de las diferentes amenazas.
Cuídate, pronto nos veremos (esta vez es cierto).
¬¬ !!!!!!!!!
malditaaaa!!!
maldita dejamorir!!!!
por tu bien mas te vale ke me felicites o kumplire mi promesa k escribi en el blog de yuli..
Osh!!!!
te la bañas mugre dehamorir!!!!
ooossshhhhh oshhh!!!
deseguro se te olvidO !!!!! ¬¬
hum!!! mugrosonaaa
siempre se te olvida mi kumpleee
¬¬ te la bañas =(
ya me vOi ...........DEHAMORIR!!!
QUE TÚ NO ERES YO
QUE YO NO SOY
QUE NUNCA FUIMOS
QUE SOMOS DOS
QUE NO NOS DIVIDIMOS
DIME POR FAVOR
DALIA TENGO MIEDO...
SÉ QUE NO PODEMOS AYUDARNOS...
PERO NO SABES CÓMO DESEARÍA DESPERTAR UN DÍA DESCUBRIENDO QUE MIENTRAS DORMÍA ME FUE ARARNCADA LA PARTE DEL CORAZÓN QUE NO QUIERO TENER...
"...you learned to be scared but it is necessary to run the risk of rising and of continuing running"
ey! RANABEL, justamente la clase pasada en el inglés estabamos viendo problemas y sugerencias y me acordé que "I have a problem, I forget the birthdays of my friends..." XD
Dime, la verdad no he dicho mucho últimamente, me he refugiado en el silencio como único médio para la no autodestrucción.
Shakespeare escribió un día que "Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras", y ciertamente me aferré a él porque creí que así podría pasar desapercibida.
Pero ya ves, llega un momento en el que tienes que dejar la comodidad de aquel sueño y enfrentarte con la realidad de las pesadillas.
Mi querida Jess, si esto no fuera una lucha constante entonces sí habría que sentir miedo, creo que durante estas semanas de silencio he aprendido más de nosotras mismas que en 19 años, y eso, espero traiga nuevas esperanzas.
(Sí, yo desearía tener esa excusa para no despertar temprano en las mañanas).
He estado leyendo un libro que me ayudó a entender lo que no soy, lo que creía que era, pero más que hacerme entender me ha hecho reconciliarme con esa parte que no se puede arrancar.
No puedo creer que ya van a ser dos meses desde que despertamos siendo completamente ajenas, meses de dolor, y sin respuestas.
Publicar un comentario